Seis meses sin colegios… y sin capacidad de gestión
La paralización de la escuela es un freno al conocimiento y la formación de nuestros hijos. Pero también un freno para toda la Economía de Cantabria.
Mis notas
La paralización de la escuela es un freno al conocimiento y la formación de nuestros hijos. Pero también un freno para toda la Economía de Cantabria.
Quienes se ganan la vida trabajando, quienes han sudado durante años para poder comprar un apartamento para un hijo, quienes han pagado impuestos toda su vida asisten impotentes a este tipo de robo con el amparo de la ley.
Tenemos un Gobierno que espera el reparto de los fondos, europeos o municipales, como si fuera el reparto del botín en un barco pirata.
El desplome de la Economía española es una catástrofe que tiene en Cantabria uno de sus referentes principales.
Llevamos muchos años gestionando la región como si la globalización no afectara a nuestras cuadras, a nuestros astilleros o a las industrias del Besaya. ¿Es un desastre? Si. Pero no todo está perdido.
Si solo legislamos “mínimos” nos vamos a ver en septiembre con más desempleo que nunca.
Es responsabilidad de toda la sociedad, jóvenes y mayores, crear nuestro futuro. Vienen tiempos difíciles y tocará mucho esfuerzo, mucho trabajo, mucha ilusión y arrimar todos el hombro.
Las nuevas tecnologías y la innovación permiten cambios legislativos en la transformación de alimentos, en la venta directa, sin poner en riesgo la seguridad alimentaria y el bienestar animal.
El riesgo de los gobiernos populistas es siempre el mismo. Son capaces de repartir dinero, pero incapaces de generar valor.
“Es necesario incentivar el empleo para respetar la dignidad de las personas. La mayoría de los españoles, no quieren vivir de subvenciones y sí de su propio trabajo”.
Pensar que la crisis económica que afrontamos en Cantabria se soluciona con subvenciones y ayudas es como afrontar una galerna con un paraguas.
Me asusta escuchar a nuestro tertuliano-presidente hablar de la vuelta a la ‘normalidad’ en Cantabria. Como si hace tres meses viviéramos en una etapa dorada.