Artículo de opinión publicado en Diario Alerta (4 de abril de 2021)
Basta salir de casa al supermercado para encontrarte con personas que llevan meses sin poder abrir su negocio, sin recibir el pago del ERTE, con pérdidas en sus empresa, con un hijo que no encuentra trabajo… Es la realidad que algunos no alcanzan a ver.
Todos estos ciudadanos, que han sufrido en carne propia o en la de familiares y amigos, se encuentran en la pequeña pantalla con un feliz tertuliano, muy ágil en la crítica, que dice ser el presidente de Cantabria. Esa Comunidad que lidera el desempleo juvenil en España, con un auténtico éxodo de talento que busca oportunidades más allá del Puerto del Escudo.
En la Cantabria virtual solo existen los problemas de otras Comunidades. Incluso nos atrevemos a dar lecciones a otros gobiernos regionales, como si Cantabria no fuera el paradigma de una destrucción de empleo que se arrastra desde antes de la pandemia. Y es que en la Cantabria virtual siempre se encuentra una excusa a mano para ocultar un fracaso único en España y a niveles que superan cualquier parámetro europeo.
Antes de la pandemia era el Gobierno de Madrid el que no daba las ayudas o las infraestructuras que merecemos. Y es que en el mundo virtual el presentarse como víctima siempre ha funcionado. Son tantos programas del corazón, tantas telenovelas o películas en las que el espectador se identifica con quien padece una injusticia o un rechazo amoroso.
En el mundo virtual todo depende de dónde pones el foco. Si la televisión o los medios informativos oficiales solo hablan de un problema o de las elecciones en una determinada comunidad autónoma, lo demás pasa a un segundo plano, apenas existe. Y ahí, en un momento en que muchos ciudadanos están confinados, se construye una imagen deformada de la realidad.
Tengo muchos amigos en Madrid y es donde desempeño gran parte de mi trabajo, pero no estoy fascinado por la ciudad. Claro que es importante lo que decidan los ciudadanos de esa Comunidad, pero afortunadamente España es algo mucho más extenso y más rico, con muchos matices y muchas realidades que apenas tienen espacio en los grandes medios.
Personalmente me duele que siempre que se informa en las principales cadenas de televisión sobre empleo, salarios y producción se presenten imágenes de oficinas, de personas en grandes ciudades, de grandes industrias… Está bien. Es parte de la realidad. ¿Pero dónde queda el mundo rural? ¿Dónde están las vacas? ¿O las huertas o terrenos de cultivo del Sur? No aparecen.
Es parte de la configuración del mundo virtual en el que desgraciadamente tenemos instalado al presidente regional. Un buen tertuliano, muy apreciado por la audiencia nacional, con una Comunidad que vive uno de los momentos más trágicos de su historia. Y eso no aparece en su mundo virtual. No es algo que merezca un minuto de sus intervenciones.
Parte del esfuerzo que es preciso hacer en este momento es devolver el foco a la realidad. Es preciso apreciar la profundidad de la crisis en Cantabria para fomentar que se respalden iniciativas de altura, con visión de futuro y no meros parches para cubrir los agujeros del pasado. Y en este empeño hace falta una respuesta global, contando con todos aquellos que demuestran su capacidad y su coraje en esta crisis.
Esta Comunidad no puede seguir lamentándose de su suerte, como si siempre fueran otros los responsables de nuestros problemas. No sirve de nada comentar los errores de otros o envidiar a quienes sí son capaces de atraer inversiones. Es hora de mirar cara a cara a la realidad de nuestra tierra, afrontar nuevos proyectos y tener visión de futuro. Está en las manos de la sociedad civil mientras nuestro Gobierno regional siga en su nube.
Javier Puente Redondo. Senador del Partido Popular por Cantabria
