Artículo publicado por Diario Alerta (16 de febrero de 2021)
Hace tiempo, en un restaurante de un amigo en Cantabria, se me ocurrió preguntarle por el secreto del éxito. ¿Cómo había logrado que solo se pudiera reservar mesa con un par de días de antelación? ¿De dónde venía el prestigio con tanta competencia? Esperaba una respuesta en torno a la selección del personal, a la profesionalidad del cocinero, a la materia prima… Y por eso la respuesta me sorprendió: “Apenas duermo”, me dijo.
Ese emprendedor de éxito se levantaba a las cinco de la mañana para ir al mercado y escoger los productos que no iban a defraudar a sus clientes. Después organizaba todo en el restaurante para los aperitivos y la comida. Y por la noche, esperaba a que se fuera el último cliente para hacer la caja, hacia las dos de la mañana en algunas ocasiones. Así, seis días a la semana y todos los domingos del año.
Frente a la visión idealizada de la hostelería, siempre es bueno recordar que detrás de la mayoría de las historias de éxito hay mucho “Apenas duermo” y pocos fines de semana libres. Es normal que en la actividad hostelera las parejas trabajen en el mismo negocio, porque de otra forma no coincidirían. Pero es algo que también lo pagan los hijos, con los que es difícil coincidir muchas noches.
La hostelería es una actividad clave en Cantabria, una región en la que el Turismo es en uno de los pilares económicos. Y lo que hay detrás de la Hostelería son también miles de actividades auxiliares, ya que a veces nos olvidamos que además de los proveedores de alimentación también están lavanderías, tiendas de electrodomésticos, interioristas, mobiliario, imprentas…
Hay negocios que han logrado superar los cierres y restricciones gracias a las ventas en Internet. Y es cierto que algunos han conseguido reciclarse enviando comida a domicilio. Pero la mayoría del sector está en una situación límite en este momento y así lo llevan manifestando desde hace meses.
Escribo estas líneas para manifestar mi respaldo y mi afecto a todos aquellos que luchan por salir adelante. Pero también para concienciar al resto de los ciudadanos de Cantabria, de que esos miles de emprendedores necesitan nuestro apoyo en este momento. El cierre de un pequeño bar o restaurante es también el cierre de actividad para otros negocios del entorno, de impuestos y de futuro para nuestra Región.
El otro día simbolizaban la situación de todo el sector rompiendo unos platos en la calle. Me gustó la imagen. Sobre todo porque surge la pregunta de: ¿Quién va a pagar los platos rotos? Y la respuesta es que somos todos. Nos afecta a todos los ciudadanos de Cantabria, donde somos líderes en desempleo juvenil.
Y escribo estas líneas también para exigir públicamente al Gobierno regional que se empeñe de verdad en apoyarles. Basta de palabras vacías y de declaraciones ridículas. Basta de ayudas simbólicas y de falta de respeto a quienes se han dejado la piel durante tantos años.
El próximo día 17, Miércoles de Ceniza, los hosteleros de Cantabria volverán a salir a la calle. Hay otras Comunidades donde han vuelto a abrir los negocios desde hace semanas, con todas las medidas necesarias para evitar los contagios. La Hostelería se juega su futuro en estos momentos y puedo asegurar que no van a permitir el más mínimo descuido de las reglas sanitarias.
No podemos dejarles solos. Por dignidad y por respeto a todo lo que nos aporta.
